Si acabas de pasar por un divorcio probablemente te estás dando cuenta de que es uno de los procesos más difíciles y dolorosos por el que haz pasado en tu vida.
Cuando te casaste, lo más seguro es que lo hiciste con la esperanza de que tu matrimonio duraría para toda la vida, pero por alguna razón no fue así.
Aun cuando tú hayas tomado la decisión de separarte, porque sabías que era lo mejor para ti y tu familia, un divorcio es una ruptura, y una ruptura siempre es dolorosa, simplemente por el hecho involucrar varios cambios radicales.
¿Que cambia en tu vida?
- Tu identidad
- Tu domicilio
- Tus responsabilidades
- Tu rutina
- La manera como te ve la sociedad, incluyendo tus amigos y familiares
- Hasta la manera en la que escribes tu estado civil en documentos oficiales
Cuando yo me divorcié sentí como si un huracán estuviera pasando encima de mí, arrasando con todo lo que había sido mi vida por 9 años.
De repente, yo sola tuve que hacerme cargo de muchas cosas, y aunque trate de hacerme “la fuerte” para seguir adelante, la verdad es que en varios momentos me sentía tan frágil como un cristal, emocional y físicamente totalmente agotada. Por primera vez conocí lo que era sentir ansiedad y ataques de pánico, y también me enfermé porque mi cuerpo se debilitó por todo el estrés por el que estaba pasando.
Yo no sabía qué hacer en esos momentos. No sabía con quien acudir. Mi familia y amigos me decían: “échale ganas, todo va a salir bien”, pero yo pensaba “¿cómo se le hace para echarle ganas cuando te sientes así?”
Te voy a dar 3 consejos para que tu adaptación a tu nueva vida sea de manera más fácil:
1) Acepta el proceso de duelo:
El divorcio es una pérdida, y toda pérdida trae consigo un período de duelo donde las emociones son intensas y fluctuantes. No trates de hacerte la fuerte todo el tiempo.
Si no te sientes bien, no reprimas tus emociones. Casi nadie quiere sentir tristeza o enojo, o miedo o culpa, pero para que tu salud emocional se restablezca, lo mejor que puedes hacer es dejar que esas emociones fluyan.
No te aconsejo que todo el día te sientas mal, pero que si te des la oportunidad, por lo menos durante un ratito, para que expreses lo que estas sintiendo. Llora, desahógate con una persona de confianza o escribe en un diario que es lo que sientes. Después, distraerte y haz cosas que te hagan sentir bien. Entonces sí levántate y síguele “echando ganas”.
Con el paso del tiempo vas a notar que tus emociones negativas empiezan a perder su intensidad dando cabida a una nueva etapa de tranquilidad y esperanza en tu vida.
2) Pide ayuda:
Por favor no pienses “no quiero ser molestia para nadie”. Si algún amigo o familiar al que tú quieres mucho estuviera pasando por lo mismo, ¿a poco no con mucho gusto le echarías la mano? Los amigos y familiares son una bendición. Apóyate en ellos con confianza, recuerda que “hoy por tí y mañana por ellos”.
De igual manera, apóyate en tu espiritualidad. El pedir ayuda mediante la oración nos ayuda a tener la confianza de que éste periodo va a pasar y de que hay algo o alguien con más poder que nosotros, que también quiere ayudarnos a que muy pronto nos recuperemos y nos sintamos bien.
Por último, es muy importante que si notas que de plano te sientes súper mal todo el tiempo, o tienes depresiones y no puedes dormir, o no te puedes concentrar en tu trabajo, o estas físicamente presente con tus hijos, pero tu mente está en blanco y te sientes sumergida en la tristeza, es súper importante que busques ayuda profesional.
El coaching y la terapia te pueden ayudar tremendamente a salir más pronto de lo de duro de esta etapa de tu vida. Aunque tuvieras que “gastar” tiempo y dinero para ir con un profesional, velo más bien como una inversión en tí y en tu sanación. Además piensa que si tu estas bien, tus hijos y todos a tu alrededor también lo estarán. No lo dudes.
3) Espera un tiempo antes de tener otra relación:
Mucha gente piensa que “un clavo saca a otro clavo” y luego luego empiezan a buscar la posibilidad de encontrar a otra pareja que venga a cubrir las necesidades que su ex no pudo.
Al terminar una relación, lo más probable es que tengas muchas cosas que reflexionar y muchas heridas que sanar. Si te metes en otra relación, no te vas a dar tiempo para hacer esto. Necesitas reconocer y aceptar las cosas que puedes cambiar en tí misma para crecer como persona, sobretodo después de una experiencia tan dolorosa como por la que acabas de pasar.
Otra persona no es la solución a tu soledad o a tus problemas. Si tú aprendes a conocerte más, a crecer, a sanar tus heridas, a ser tu mejor apoyo y amiga y a pasártela muy bien contigo misma, vas a ver que no vas a sentir esa desesperación por tener otra relación. Esto te ayuda porque para cuando ya estés verdaderamente lista para salir con alguien más, lo vas a hacer cuidadosamente, sabrás escoger a la persona correcta que si cumpla con todos los valores y los requisitos que tu quieres en una pareja, y lo más probable es que ahora si vayas a tener una muy buena y sana relación que tal vez dure aún hasta para toda la vida.
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